Una mujer dio a luz a gemelos hace unos días, en la localidad china de Xiamen, pero algo ¡¡¡raro, raro, raro!!! había en ellos, pues no se parecían en nada y el padre no estaba convencido de que fueran suyos. ¿Sospecha infundada? ¿Capricho de la naturaleza? ¿Un ‘misterio becario’ de manual?
Aunque la madre insistió una y otra vez que no había razones para dudar, e incluso le recriminó a su marido la falta de confianza, en el momento del registro de los recién nacidos. Pero, la verdad, que es muy caprichosa, salió a la luz inexorablemente. Y es que en el país asiático son comunes las pruebas de paternidad antes de la inscripción del bebé.
Me ahorro los comentarios en este momento, porque se me ocurren muchas gracietas políticamente incorrectas y me podéis dar hasta en el carné de identidad.
Me ahorro los comentarios en este momento, porque se me ocurren muchas gracietas políticamente incorrectas y me podéis dar hasta en el carné de identidad.
¡Me quedo muerta!
Los resultados del examen determinaron que los bebés tenían padres biológicos distintos. Uno era del esposo y otro de un desconocido, por lo que a ella no le quedó mas que admitir que había puesto a su marido una ‘cornamenta de alce’ de proporciones bíblicas.
A este ‘caprichoso embarazo’ se le denomina médicamente como superfetación. Se produce cuando una mujer libera dos óvulos simultáneamente y ambos son fecundados creando gemelos dicigóticos.
Molesto, el papá de las criaturas declaró que quería a su hijo, pero no estaba dispuesto a criar y mantener al otro, según publica un medio local. Al final pagó el que menos culpa tenía.
PD. Os dejo otras historias de hermanos idénticos y parecidos razonables que también crearon una enorme polvareda.
