El Jaime Mota necesita más que una restauración de su edificación
Ver una vendedora de palomitas de Maíz en plena sala de internos ofreciendo a la venta su producto me causó asombro y decidí observar en vez de mirar
Wellington Pérez
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BARAHONA.-Llegar a la emergencia del hospital regional universitario Jaime Mota, es como llegar al final de la vida. Allí donde van los que menos pueden, es una caja de lamentos tanto para el paciente como para los familiares.
El personal médico del cual no dudamos de sus capacidades profesionales, pero que muchas veces se les olvida el juramento Hipocrático, la sensibilidad humana y la finalidad de su trabajo como empelados estatal, poniendo en riesgo muchas veces la vida de quienes van allí en busca de mejorías para sus males de salud.
Desde la falta de equipos, medicamentos adecuados para el tratamiento de pacientes en condiciones críticas, es evidente en dicho centro de salud. Pero el problema no se queda ahí, según la última auditoria realizada por una comisión de alto nivel tanto del ministerio de salud como del SNS. En reiteradas ocasiones, no se evidencia la presencia constante de médicos especialistas durante las 24 horas, la violación a los protocolos establecidos y un sinnúmero de sesgo en la atención.
De su lado la inoperancia, la falta de respeto al usuario por parte del personal de consejería así como la apatía del personal administrativo pone en claro que el hospital no solo necesita de una reconstrucción de su edificio. Que también se requiere de capacitar al personal para que aprendan a brindar servicios de calidad y que entiendan que el pago que reciben producto de su trabajo, es pagado por los contribuyentes.