Opiniones

¿habrá valido la pena enriquecer al banco para decir al final de mis días «esta es mi casa»?

Por Sheila Báez Martínez

Comprar una casa o apartamento es el sueño de muchas personas, diría que la mayoría, por lo que escucho en mi cotidianidad. La gente de los estratos económicos bajos y medios-bajos no tiene otra forma de adquirir una propiedad que no sea en base al financiamiento hipotecario, a menos que se saque la loto, venda drogas (no bolitas en los barrios) o herede de algún familiar. 

Hay quienes dicen que financiar una casa o apartamento no es una buena inversión. Que si no se tiene el dinero para comprar cash, es mejor no comprar, sino ahorrar hasta que se tenga lo de la compra al cash. Pero tod@s sabemos lo que cuesta ahorrar cantidades significativas para estos estratos de los que hablé. Obtener el monto de poder comprar esa casa o apartamento en base al ahorro que permiten los salarios que paga el mercado laboral implicaría tal vez esperar hasta el final de nuestras vidas, si es que llegamos a la vejez, lo que también es algo impredecible, pues si no te mata una enfermedad, te mata un atracador o te mueres en un accidente. 

Mientras eso llega (tener el dinero de comprar cash en base a ahorros), hay que seguir pagando un alquiler, servicios, comida, ropa, salud, transporte, cuidado personal y ocio (si es que queda algo). Esta es la razón por la que mucha gente dice: «pero para yo pagar alquiler en algo que nunca será mío, lo pago en algo que, aunque sea antes de morirme será de mi propiedad».

No sé si realmente vale la pena. Al banco terminamos pagándole el doble o más de lo que realmente cuesta el apartamento o casa, en intereses, moras y todos los robos disfrazados que te hacen los bancos por cualquier disparate. Y ese es un dinero que nos hace falta ahora. Además, vivimos con el riesgo de que, si te atrasas en los pagos por unos meses, pierdes lo que has pagado y la propiedad. Y quedas peor que si estuvieras pagando alquiler en algo que no es tuyo, porque jamás se te quita ese historial de mala paga que te marca de por vida en los buró de crédito. 

Hago esta reflexión porque es mi situación, y la de much@s otr@s que nos embarcamos en adquirir una propiedad financiada. Yo cumpliré el próximo mes 5 años viviendo en lo que creo que es mío, sabiendo que realmente no lo es. Que es del banco, y que solo será mío cuando yo cumpla 72 años, si llego hasta allá. Me faltará poco para morir, de acuerdo con las expectativas de vida para las mujeres en nuestro país. Y me pregunto: ¿habrá valido la pena enriquecer al banco para decir al final de mis días «esta es mi casa»?

Wellington Pérez

Egresado como periodista de la Escuela de comunicación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Cuatriboliao, Minoso y más Cabraleño que una Cachua o una Viejaca.

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