Opiniones

Estrés hídrico en dominicana

Por Elmer González

1 de 2. Carestía en la abundancia

La Hispaniola y en específico la República Dominicana es una de las regiones con mayor potencial hídrico en el Caribe. Representa a su vez, uno de los territorios insulares con más agua dulce del mundo y a la vez uno de los más castigado por la escasez o abastecimiento hídrico deficiente.

En el mapa hidrográfico de la República Dominicana se presenta una disponibilidad de más de 20 millones de metros cúbicos de agua dulce, distribuidos en seis regiones hidrográficas, enmarcadas en 98 cuencas y afluentes principales y 558 cuencas secundarias.

La República Dominicana, es en la actualidad la nación del hemisferio americano con mayor cantidad de represas por kilómetro cuadrado, ocupando el lugar #17 a nivel mundial. A su vez, en la región del Valle, el entorno geopolítico de la provincia es la demarcación de América Latina con mayor número de embalse, con un inventario definido en 8 presas de escala media, 4 hidroeléctricas y tres represas de almacenamiento de agua.

En el territorio existen 34 presas activas y dos más en fase de terminación, de las cuales 26 se clasifican como grandes de las cuales 13 son destinadas al sentido agrícola, 15 embalses para fines diversos, dos en el uso de residuos mineros y cinco están destinadas a la generación hidroeléctrica. Es evidente que el país tiene el liderazgo regional en infraestructuras hídricas.

La paradoja del asunto, es que aún el país es conocido por su riqueza hídrica, cada año de manera cíclica presenta una gran neurosis colectiva en el abastecimiento de agua en sus núcleos urbanos, así como en las zonas turísticas y productivas.

Los habitantes de las grandes ciudades dominicanas, en épocas de reducción de las lluvias, son sometidos cada año a situaciones de escasez de agua potable y de extrema carestía en los sistemas de riego en algunas localidades del territorio de la isla. Es en ese contexto en que se produce de manera cíclica el ¨estrés hídrico¨ del agua en la República Dominicana.

Este estado de tensión es determinado, cuando la demanda de agua en territorio dominicano es mayor que la cantidad almacenada disponible durante periodos específicos y de manera cualitativa, cuándo el uso del agua se ve restringido debido a deficientes niveles de calidad del líquido y de los procesos de distribución. Este aspecto se maximiza por las constantes etapas de sequía de los ríos, el agotamiento por sobrecargo de los acuíferos, la contaminación, deforestación y otros fundamentos del cambio climático que producen un constante deterioro del agua para consumo y uso humano.

A esto se suma, que la República Dominicana está entre los países del continente americano con menor cantidad de agua renovable disponible por persona al año y, en el territorio nacional se desperdicia cerca del 50% del agua potable por fugas en redes operativas. Por eso, Las zonas de mayor estrés hídrico en el país se localizan en los grandes centros urbanos y en las regiones donde el agua es insuficiente ante la demanda colectiva a nivel agrícola, doméstico e industrial.

Sin embrago, el Gran Santo Domingo, que representa la principal zona metropolitana del Gran Caribe, es a la vez, la urbe con el más acelerado crecimiento en el equipamiento y gestión del agua en la región antillana.

Los desafíos sobre el acertado desarrollo futuro y la seguridad hídrica para la paz y el desarrollo de los entornos vitales de las regiones y ciudades caribeñas, es hacer compatible la asociatividad estratégica del recurso Agua en los sistemas urbanos, la agropecuaria, la educación la industria turística y el sector empresarial con la esencia misma del desarrollo humano de sus habitantes.

Wellington Pérez

Egresado como periodista de la Escuela de comunicación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Cuatriboliao, Minoso y más Cabraleño que una Cachua o una Viejaca.

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