Salud

Pulso Pediátrico con la Dr Michel; El niño que no duerme (Parte 2)

En la pasada entrega estuvimos exponiendo los factores relacionados con los trastornos del sueño en los niños, sus causas, características más frecuentes e incluso la cantidad de horas necesarias que debe dormir  un niño que le permitan un desarrollo adecuado y un descanso placentero.  Esperando que como padres y tutores tuviéramos la oportunidad de evaluar nuestro caso en particular y aprender un poco como llegar a un final feliz para todos en la familia.

En esta oportunidad vamos a completar tan importante tópico conociendo un poco sobre las tan discutidas y anheladas siestas (que parecen ser el dolor de cabeza de los padres). Pues sepan que las mismas  son normales hasta los 3-4 años de edad (generalmente hasta los 18 meses de edad, una siesta matutina y otra por la tarde). Algunos niños mayores de esta edad siguen durmiendo la siesta y también es normal, porque vuelvo y digo, así se les ha ENSEÑADO.

Y por último, la pregunta ganadora del  millón de dólares: ¿Qué  puede usted hacer para que su niño duerma “como un lirón”?

Pues lamento informarle que no hay fórmulas mágicas, pero les daremos algunos consejitos y pautas:

  • Cree una rutina antes de dormir ( misma hora, baño, cena, afectos, apagar luces, etc), de manera que se vuelvan hábitos que anuncien el descanso.
  • Trate de acostar al niño o abandonar su habitación mientras aún está despierto (pero somnoliento), los padres deberán calmarlos, pero no dormirlos. No significa abandonarlos, entre la habitación periódicamente.
  • Cualquier actividad realizada antes de dormirse (mecerlo, cantarle, etc) será entonces requerida cuando despierte a medianoche.
  • Algunos autores recomiendan abandonar la habitación de los padres a partir del cuarto mes (siempre que sea posible y los padres estén de acuerdo, es algo muy personal y cultural)
  • Atención padres, sepa usted, que el porcentaje que duerme más de 5 horas seguidas es aproximadamente el 70 %a los 3 meses, 80% a los 6 meses y 90% a los 12 meses, controle la desesperación.
  • Los episodios de alimentación durante la noche deben ser breves y aburridos, se trata de que el niño aprenda que la noche es para dormir. Cuando se despierte durante la noche para comer no encienda la luz, aliméntelo pronto y en silencio.
  • Alrededor de los 6 meses tome en cuenta que puede ser habitual y normal que el bebé se despierte por la noche: NO lo alimente, NO encienda la luz y NO lo saque de la cuna. Consuélelo con caricias y frases cariñosas. Use un objeto de transición que le acompañe a dormirse (mantita, peluche, etc). Deje abierta la puerta del cuarto.
  • A partir del año trate de que la hora de acostarse y levantarse sea siempre la misma, mantenga los límites, pero no utilice el sueño como un castigo. Evitar alimentos como el chocolate, los refrescos, café o té. Evitar las siestas muy prolongadas o tardías.
  • A partir de los 18 meses, no pierda la calma ante los despertares, no se enfade (sabemos que es difícil, pero inténtelo), transmita seguridad y tranquilidad al niño, no ofrezca elementos para dormirse) pecho, biberón, chupete).

Es importante tomar en cuenta que el dormir bien o no dependerá de lo que haya pasado en el día y también influye la presencia de alguna situación en el entorno familiar.

  • Cada familia tiene sus propias creencias y costumbres, no hay buenas ni malas, solo diferentes. Entre los 2 a 5 años de edad si el niño aun no duerme en su cama, lo ideal es que lo haga.
  • Realizar actividades relajantes antes de acostarse y evitar actividad intensa antes del descanso.
  • Ahhh, y el más importante, evite por su cuenta en darle sustancias para adormecerlos, algunos nunca despertaron.

En conclusión abogar por  el mantenimiento de la higiene del sueño, que serían los hábitos, que facilitan el comienzo o mantenimiento del mismo, de manera que esta actividad pueda completarse de la manera más placentera  y provechosa posible para todos los miembros de la familia. La idea central es “recordarles”   el placer de dormir, ya que cuando éramos fetos lo hacíamos sin ayuda.

Así que beba agua, mastique hielo, brinque, cuente hasta 10, lo que sea necesario para no desesperarse y comprender el proceso, pero lo más importante recuerde que al igual que a comer, a dormir se APRENDE.

Hasta la próxima,  bendiciones.

Fuente: Si requiere ampliar informaciones sobre el tema,  la  Revista Pediatría Integral , editada por la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) en su Volumen XIV Number 9, recoge valiosas opiniones de importantes expertos.

Wellington Pérez

Egresado como periodista de la Escuela de comunicación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Cuatriboliao, Minoso y más Cabraleño que una Cachua o una Viejaca.

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