Por más de tres décadas han esperado la reparación del barrio Los Tornillos en Cabral
En el Barrio han esperado por largos años poder ver el rostro de sus casas cambiado
Wellington Pérez
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Cabral, Barahona.- Tras el devastador incendio de aquella tarde del jueves 6 de agosto de 1981, sucedido en barrio La Peñuela. El desastroso fenómeno que marcó a la numerosa población de aquel barrio, cuya mayoría vio, ¡de repente! , completamente destruidas sus viviendas y pertenencias, y cuyas secuelas sociales y económicas afectaron a la población en todos los órdenes.
La necesidad caótica provoco, qué el gobierno de turno dispusiera en lo inmediato un programa de construcción de viviendas, que por la economía del momento y la propia necesidad y demanda, se decidió levantarlas prefabricadas en madera, sobre pilotillos, cobijadas en cinc. Además, se reorganizó y delineó el barrio, delimitando mejor sus calles y creando espacios más definidos. Estas casas son características de este populoso sector.
Por más de tres décadas, lo que ayer fue una importante solución, hoy es un triste desgracia, la cual pone en riesgo la vida y carcome la dignidad de los habitantes en el sector en cuestión, bien es cierto que algunos beneficiados con las viviendas de entonces han logrado transformar en mejores edificaciones, pero un alto porcentaje de las mismas están en condiciones inhóspita, lo que hace necesario un amplio proyecto de transformación del Barrio “Los Tornillos” como fui llamado en algún momento.
Los residentes de allí, claman para que el gobierno central, pueda implementar un programa de reparación y titulación de las que por décadas asido de morada, ya que se les hace casi imposible seguir reparando los viejos tablones de cuaba.
Sus calles
Para el año 1991, por disposición del entonces mandatario de la nación, protestas sociales y un arduo cabildeo de los parciales locales, se logra el asfaltado de las calles del centenario sector, hoy ante las inclemencias del tiempo, sus calles lucen con un deterioro acumulado, los cráteres piden agritos ser cerrados, esperando que los ojos estatales pongan atención.