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La necesidad de un buen branding político II

Jhanfri D. Féliz Gómez

Como antes postulé, el branding personal es la base sobre la que se construye el edificio de un proyecto político. Solo aquellos candidatos con una buena marca personal, estructurada y administrada en función de las necesidades de su contexto tienen el poder de persuadir mayoritariamente a los electores de su entorno, y potencialmente salir electos. A través de las estrategias de gestión de una marca se crean las condiciones para que la cara de un proyecto pueda contar las historias y ejecutar las acciones que quieren escuchar y ver los electores para ir a las urnas a votar con completa convicción.

Pero ¿Qué es Branding personal? Comencemos definiendo aquello que no es:

“Marca personal” no es un logo con colores x-y, tampoco las fotografías en las que se estampa; menos los afiches o grandes discursos. La identidad de una marca se compone así misma de las propuestas de valor diferencial del proyecto, así como de las cuentas de redes sociales y los contenidos que se utilizan para interactuar con los electores. De la misma manera, una marca también es el esquema de ideas, conceptos, colores, formas y estadísticas que dan sustento a las narrativas que se difunden para persuadir y mostrar a los electores que el candidato x/y tiene las ideas, la experiencia y sabe cómo resolver problemas en su contexto.

Un buen branding exige fundamentalmente buenas estrategias de gestión, buenos equipos, un uso eficaz, sostenible e inteligente de los recursos económicos, así como una gestión inteligente del talento humano.

Wellington Pérez

Egresado como periodista de la Escuela de comunicación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Cuatriboliao, Minoso y más Cabraleño que una Cachua o una Viejaca.

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