El comer en Barahona con muchas ofertas y pocas experiencias
Wellington Pérez
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Barahona cuenta con una amplia variedad de restaurantes y puntos de ventas de comida, ingrediente que llegó para solucionar la falta de una oferta real en la ciudad.
En un restaurante, el servicio al cliente tiene tanta importancia como el menú; sin embargo, al parecer los propietarios no les prestan atención al principal talón de Aquiles de los negocios de comida, que es nada más y nada menos, que la atención directa a quienes va en busca de una experiencia gastronómica.
Muchas personas laboran en negocios de comida viendo una oportunidad de un empleo que les ayude a mitigar la necesidad, pero se hace imprescindible la vocación y capacitación del personal que son la cara del negocio. Pese a que el barahonero en sentido general tiene fama de alegre y hospitalario, la falta de compresión y mal manejo de las emociones en gente que está al frente de los clientes no es la mejor.
Ya están los locales y otros por surgir, ahora se tiene que entender, ¡que si puedes preparar camarones en la casa, ¿para qué ir, gastar y salir a comer fuera de mi área de confort?, es una de las interrogantes que deberían hacerse los emprendedores en estas oportunidades de negocios. Un restaurante no solo vende platos; ofrece un servicio y ese servicio no está destinado únicamente a satisfacer el hambre, la gente busca vivir una experiencia.
Entiendo que sí hay mucho esmero por ofrecer un plato, pero no por la conexión con el cliente, la comida entra por los ojos dicen muchos, es decir que el gusto y el olfato tienen el rol de principalía en el negocio de la comida, sumado a la esencia casi casi imperdonable de la gastronomía autóctona.
El uso inadecuado de redes sociales, las cuales han ampliado el ciclo de expectativa de los potenciales clientes, ese vínculo inicial de la expectativa no comienza cuando yo pruebo el plato, sino cuando decido crearme una idea de lo que puedo experimentar y que me haga exclamar esto se ve muy rico, deja ir a probar¡.
Los dueños de negocios tienen el desafío de lograr conciliar lo más posible la realidad lo que las personas han ideado en torno a su establecimiento. Si no se cumple esa expectativa, el cliente se sentirá insatisfecho, no volverá al local y no lo recomendará. Podría, inclusive, dejar reseñas negativas en las redes sociales, afectando así la imagen pública del negocio.