La Región

Domingo Abeja: El depredador que se convirtió en conservador del medioambiente

Wellington Pérez Vargas

periodistavrtual@gmil.com

Desde niño, Marcos Pérez, mejor conocido como Domingo Abeja, tuvo que dedicarse a trabajar para poder sustentarse. Labró la tierra echando mañanas en los conucos de su natal Cabral, tarea esta que no era suficiente para costear sus deseos de estudiar y prepararse académicamente para salir de la pobreza en la que había nacido.

La necesidad, no obstante, lo convirtió en monteador y carbonero, oficio aprendido de su padre. Una paradoja, de esas de las que tanto acostumbra la necesidad, porque Marcos o Domingo siempre amó la naturaleza.

El depredador que se convirtió en conservador del medioambiente.
Domingo reforestando en el centro del pueblo

Desarrolló una destreza única en el poco rentable arte de hacer carbón vegetal de buena calidad, cortar árboles maderables y cazar aves silvestres en los bosques. Sin darse cuenta, se convirtió en depredador que se llevaba todo a su paso por las montañas de Cabral, La Cueva, El Naranjo, Chacón, entre otras comunidades cercanas. Sus productos de venta (carbón, madera, leña y carne de aves) eran muy demandados por la buena calidad, excelente precio y variedad.

Con los años, su vida dio un giro de 180  grados. Se dio cuenta de que mientras se ganaba la vida cortando árboles, cada vez tenía que trasladarse más lejos para encontrar aves, cortar y cargar los palos y el carbón. Hizo un compromiso consigo mismo y decidió buscar otro oficio que le garantizara el vivir de lo que sabía (del monteo) y convivir con la naturaleza que le daba el sustento para su familia.

Y la idea de la abeja le llegó por ensayo y error. Era un novato con escasos conocimiento en la apicultura, y esto poco que conocía lo consiguió por medio de sus caminatas en las montañas, donde se encontraba con uno que otro panal de abejas. Luego de muchísimas picaduras, lograba sacar un poco de miel para su uso personal mientras dañaba el panal entero.

Tiempo después, con mucho más cuidado y paciencia, logró hacer empatía con las trabajadoras incansables de las colmenas. Comenzó, con mucho amor y esmero, a proteger y cultivar las abejas como una forma de sustento familiar, y también para conciliar consigo mismo y con la naturaleza los daños infringidos cuando cortaba un árbol.

En mis viajes a los montes y mi interacción con la naturaleza aprendí mucho de ella, pese a que tenía que vivir de la caza, quema de carbón y el corte de palos, me dolía tener que hacerlo, pero a falta de empleo y conciencia no me quedaba otra cosa que hacer”, dice.

Desde entonces Domingo dejó de ser simplemente Domingo para convertirse en “Domingo Abeja”.

Crossover
Su amor por las abejas y la naturaleza, que le dio tanto, lo convirtió en un hombre nuevo, conservador del medioambiente. Para devolver a la naturaleza lo que él le había quitado, se dedicó a sembrar árboles en las mismas zonas que anteriormente depredó.

Por mucho tiempo realizó esa tarea en silencio, pero en 2015 una gran sequía afectó la región y mermó los caudales de los ríos, provocando casi la extinción total de las abejas en la zona.

Domingo Abeja, con un carretón pegado a su humilde motocicleta, tomó la firme y bien valorada iniciativa de sembrar árboles en las diferentes áreas del municipio de Cabral y de esta forma enviar un mensaje para que todos cuidemos nuestro medioambiente.

“Recuerdo que todos los días me despertaba bien temprano, y antes de hacer las tareas propias de mi trabajo, llenaba mi carretón de botellones de agua y me trasladaba a regar todas maticas que había plantado y sembrar otras tantas. No fue una ni dos personas que me llamaron loco”, recuerda con alegría y orgullo.

En la actualidad, Domingo Abeja dirige el único vivero comunitario el cuales propiedad de la Asociación de apicultores de Cabral (APICA) es el único del municipio de Cabral, desde donde, sin más ayuda que la de su propio esfuerzo, sigue reforestando las montañas de toda la comarca.

Wellington Pérez

Egresado como periodista de la Escuela de comunicación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Cuatriboliao, Minoso y más Cabraleño que una Cachua o una Viejaca.

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