El Mundo

LOS PELIGROS»» DEL SERVICIO AL CLIENTE

José Pérez chene 
Cabral Barahona, Si hacemos un análisis profundo del servicio que recibimos por cualquier concepto en la región Sur, coincidiriamos en que el llamado servicio al cliente es inexistente en las instituciones públicas, privadas y comerciales. De ahí se deriva que MUCHAS empresas tienden a desaparecer como por arte de magia, aveces endeudados con la banca local o en en ocasiones perdiendo astronómicos recursos proviniendo de ciertos sectores ligados al negocio ilícito. 33654337-servicio-al-cliente
Vemos como somos maltratados, en los hospitales, en el trasporte, en las compañías telefónicas, en los súper mercados, en los expendios de combustibles, en las pulperias, y hasta en el Ventorrillo de cualquier esquina.
Es que no han aprendido o se les ha olvidado que la materia prima de todo establecimiento comercial es el Cliente, y es además el medio más importante de difusión que sin previamente pagarle difunde y promueve la calidad o no de ese centro comercial, de éste dependerá la vida corta o larga y la estabilidad en términos de comercio.
Debo ser justo también con los que de una manera ú otra han tenido el valor de instalar un negocio de cualquier indolente que sea y con los fines que fuesen, y cuando digo esto me refiero al incremento de los costos de operación y a los peligros a que son expuestos por las llamadas «»Bandas de delincuentes y atracadores»».
El otro elemento es posiblemente el universo, el eje central de todo lo que encierra el fascinante mundo de las ventas es sin lugar a dudas la formación cultural que nos inculcaron inculcaron nuestros ancestros a la hora de ejercer una transacción comercial, y ahí debo decirte en qué consiste lo que planteo y así apoyar mi teoría. Si observamos por un momento en el lugar que entienda a la hora de comprar algo comentemos los errores más pecaminosos comercialmente hablando,siempre decimos DAME, lo correcto es por Dios VENDEME, porque cuando decimos dame el otro entiende que tú está pidiendo, mendigando y se aprovechan y te tiran la mercancía en el aparador, no te dan una funda o bolsa y en ocasiones te lo envuelven en un papel desechable y altamente contaminado. La otra faceta es cómo somos objeto de maltrato y humillación como clientes por el tráfico de influencia y por el soborno. Nos ponen hacer largas filas mientras que otros desde sus casas reciben el malogrado servicio. Y otra parte que no puede pasar por alto y que a mí particularmente me indigna en la forma que han empleado algunos comerciantes de devolver con mentas y con chicles, cosa solo vista en en estos 48,000km2 que tiene la media isla de Santo Domíngo.

Wellington Pérez

Egresado como periodista de la Escuela de comunicación de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Cuatriboliao, Minoso y más Cabraleño que una Cachua o una Viejaca.

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